En el primer artículo se critica a los profesores que preparan indebidamente a los alumnos:
Con un profesorado diezmado, desanimado y sin posibilidades de
reciclaje, difícilmente se podrán vencer las inercias didácticas que han
conducido a estos resultados. La educación requería y sigue requiriendo
un pacto de Estado que permita alcanzar un diagnóstico fiable de las
carencias que tenemos y aplicar los cambios necesarios. Es urgente, en
primer lugar, un planteamiento pedagógico mucho más orientado a
desarrollar capacidades y habilidades creativas. Y en segundo lugar,
medidas de refuerzo de la actividad docente, con programas destinados a
mejorar la capacidad didáctica del profesorado y de apoyo a los alumnos
más rezagados. Sin medidas extraordinarias, difícilmente lograremos
superar el diferencial que nos separa de los mejores.
Por otro lado, adjunto una carta enviada al periódico "El Expectador" en la que son los profesores los que critican los exámenes de PISA:
Por otro lado, adjunto una carta enviada al periódico "El Expectador" en la que son los profesores los que critican los exámenes de PISA:
Además reprochan el hecho de que Pisa obligue a los colegios a poner mucho más énfasis en las materias que evalúa (lenguaje, matemáticas y ciencias), lo cual podría llevar a que se descuiden “propósitos educativos menos medibles, como el desarrollo físico, moral o artístico”. Ello, se lee, reduce el imaginario colectivo de lo que es la educación, reduce la autonomía de los profesores y genera estrés en las escuelas.
Una de las principales críticas que hace el grupo de maestros está dirigida, justamente, al interés de la OCDE. “Como organización de desarrollo económico, está sesgada. Actúa a favor de la función económica de las escuelas públicas y pasa por alto la desigualdad de cada país. Pero preparar estudiantes para un empleo remunerado no es el único objetivo. Hay que prepararlos para que participen en un Estado democrático y para que tengan desarrollo personal, crecimiento y bienestar”.
El colectivo propone una serie de reformas a las pruebas, como desarrollar alternativas de clasificación o incluir otras organizaciones internacionales en la evaluación.
“Estamos profundamente preocupados de que se mida una gran diversidad de tradiciones y culturas educativas utilizando un solo criterio estrecho. Es un daño irreparable a nuestras escuelas y nuestros estudiantes”, concluyen.
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